FUTURO PASADO | Blog de Marco Antonio Villa Juárez
19 | agosto | 2020

De cómo enseñar al indio a bañarse

y otras estampas del cine propagandístico cardenista

En la década de los treinta del siglo pasado, el cine en México tuvo una peculiar variante hasta entonces conocida y explotada en el terreno político: la propagandística. El Departamento Autónomo de Prensa y Publicidad (DAPP) emergía entonces para difundir nacional e internacionalmente las ideas socialistas, las tradiciones indígenas, el turismo y el progreso educativo en México promovidos por el gobierno de Lázaro Cárdenas. Y en cada uno de los productos que promovió durante su corta vida, también se abocó a ensalzar la figura del mandatario michoacano.

Pero esta institución no produjo los primeros trabajos en la materia, sino que oficializaba lo que desde tiempo antes practicaban funcionarios como el polémico Tomás Garrido Canabal, gobernador tabasqueño, y el mismo general michoacano. En ambos casos, siguiendo las líneas de difusión nacionalistas que predominaban principalmente en Europa, guardando desde luego toda proporción con las pretensiones para con sus sociedades de los Estados alemán, español, entre otros. Como sea, las escenas llegaron a ser por demás curiosas y también reflejarían el espíritu con el que buscaban gobernar, así como el tono con el que amplios sectores de la población les profesaban su preferencia.

Por ejemplo, en una filmación hecha en Puebla durante la campaña por la presidencia de Cárdenas de 1934, destaca una escena en la que se ve a un niño cholulteca sollozando mientras arenga a sus compañeros para que golpeen a otro. “Vamos a hacer que grite ¡viva Cárdenas! a este hijo de reaccionarios”, “Péguenle”. Esto porque el agredido había pateado un cartel que el viento les había puesto delante mientras jugaban canicas. “Óyeme, desgraciado, este papel no se patea, ¿nostás viendo que’s el candidato de aquí del pueblo?”, le reclamó antes. En otra imagen, se expone: “todos los miembros del PNR dependientes del comité de este estado, hemos sido bautizados en las aguas del cardenismo, porque nos sentimos honradamente contagiados del ejemplo de honestidad y firmeza del general Cárdenas”.

En esta misma campaña, Cárdenas mostró gran interés en la difusión de sus ideas no solo a través del cine, sino que también uso la prensa y la radio, sobre todo en sus giras en Tabasco, donde se sirvió de lo hecho en la materia por Garrido y sus conocidas Camisas Rojas, y Puebla, donde incluso destacan en los documentales las grandes aglomeraciones aclamándolo. En complemento, la revista Provincias, del Partido Nacional Revolucionario, publicaba inserciones a plana completa con las que se transmitían las ideas políticas de la entonces joven familia revolucionaria.

En materia de impresos también, un ejemplo destacado es una portada que glorificaba a Cárdenas –aunque subordinado a Calles, a propósito del Plan Sexenal–, definiéndolo como “Vanguardia y leal amigo del proletariado que sabrá cumplir estricta y fielmente el programa de la revolución”. En otra página interior, aparecía un retrato del general michoacano se acompañaba de la frase “Hijo del pueblo revolucionario, sincero soldado leal, defensor del proletariado, probo ciudadano, gobernante íntegro, depositario de la confianza nacional”.

Cierto es que el favor de la prensa y después la radio, algunas veces –o quizá todas– no era desconocido para ese momento entre los políticos, pues durante buena parte del XIX no pocos se sirvieron de él, si era novedad y tendencia la propaganda… ¡y tampoco faltaron las imitaciones! El investigador Álvaro Vázquez Mantecón analiza una escena de la campaña electoral cardenista en Tabasco y luego describe la llegada del candidato a un mitin: “primero se presenta el aeroplano en el que viajan Cárdenas y el gobernador Garrido, luego se da paso al recibimiento que en –medio del llano tropical– les hacen los jóvenes Camisas Rojas, la organización juvenil radical patrocinada por el garridismo. Guardando las respectivas distancias, la construcción del discurso cinematográfico es idéntica al inicio de Triunfo de la voluntad, que en ese mismo año realizó Leni Riefenstahl”.

Después agrega: “En la película alemana se muestra el avión en el que viaja Hitler por las nubes, acompañado por música de Wagner, para llegar al corazón de la vieja Alemania (se ve el casco antiguo de Nuremberg), donde es recibido con algarabía por las diversas organizaciones nazis. En el caso tabasqueño también los dirigentes descienden como los dioses al encuentro de un pueblo organizado y uniformado que les aclama. Al final, Cárdenas y Garrido posan ufanos en aquel rincón de la selva del sureste acompañados por las juventudes garridistas”.

Una institución para la propaganda

El DAPP, por su parte, inició operaciones el 1 de enero de 1937, tras decretarse un año antes su creación bajo el argumento de que “el desarrollo de un programa definido de gobierno requiere de órganos de publicidad y propaganda coordinados bajo una sola dirección y aplicados a realizar una obra continua de difusión de hechos y doctrinas en la mente pública; así, todo gobierno que […] ejerza funciones definidas que tiendan a fomentar la potencialidad del país, así como a fijar conceptos de ética colectiva debe disponer de un mecanismo adecuado para actuar sobre la atención pública”.[1] Haría películas de corte pedagógico y propagandístico, y distribuyó materiales del tipo; también elaboró carteles oficiales, publicaciones, programas de radio y conciertos musicales del Estado.

Como puede verse y de acuerdo con los cánones de la época, Cárdenas y el DAPP se inspiraron en la propaganda del nacionalsocialismo en Alemania. “En ese momento, y están los documentos para probarlo, si había que buscar un modelo de comunicación efectivo, el más efectivo era el de los alemanes”, a decir de la doctora en Historia del arte Tania Ruiz Ojeda. Sabido es que representantes del gobierno cardenista y algunos periodistas visitaron el Ministerio de Propaganda en Berlín “meses antes de la promulgación del decreto que dio origen al DAPP”, para conocer el trabajo del equipo de Joseph Goebbels.

En cuanto a los materiales de esta instancia, dos de los documentales destacados tuvieron como tema la difusión de las ideas en torno de la educación socialista impulsada durante el cardenismo. El primero llamado Escuela de hijos del ejército, realizado en 1937, mostraba un día de vida en el internado escolar para los hijos de soldados, quienes muy temprano iniciaban sus tareas, siempre contentos y agradecidos por vivir la época del progreso para México impulsada por Cárdenas. En una escena se ve el taller de costura para las niñas y otro de imprenta para ellos, además de un letrero con la frase “higiene social”.

Destaca un momento en el que un menor imprime una frase, al tiempo que el locutor (la voz en off) expresa: “Si la imprenta es uno de los inventos más prodigiosos, el espíritu de emplearla a favor de los intereses sociales es más notable aún. Millares de letras esperan en las cajas que las manos de estos obreritos las unan para construir palabras y frases que consignen mensajes de renovación y argumentos irrebatibles para fincar una nueva etapa en la historia de la humanidad”. Y aparece en el papel la siguiente consigna: “Actor de progreso social es el obrero reivindicado”. Y después de diversas escenas del tono, llega la noche y con ella los cantos del corrido sobre la Adelita antes de dormir. Una vez acostados, la voz del narrador agrega: “se duermen no sin recordar con cariño y respeto al fundador de su casa de estudios, el presidente Cárdenas”.

El otro documental del que vale la pena comentar es el llamado El centro de educación indígena Kherendi Tzitzica [Flor de las peñas] en Paracho, Mich., de 1938, dirigido a la educación indígena. Este lugar da visos de ser un internado para la redención social, en el que los niños, además de pobres y campesinos, son indígenas y por ello deben ser ayudados por el Estado, que les proveerá los recursos para que emprendan “su racional adaptación a la cultura moderna”, según el narrador. Sigue el esquema del trabajo anterior de mostrar un día entero en la escuela, por lo que se les ve temprano barriendo el patio, marchando, ejercicios y las tareas de higiene, en la que se les ve enjabonándose la cabeza en los lavaderos, dando una idea clara de que al enseñarles a usar el jabón se les está “civilizando”.

Durante el desayuno, explica el locutor: “Quienes afirmaban que cualquier intento para mejorar la vida del indio habría de fracasar debido a las condiciones de inferioridad e inadaptación de que se le acusaba, hoy tendrían que confesar que estaban equivocados”. Por supuesto que el homenaje a la figura presidencial no podía faltar, esta vez con una cita: “La incorporación del indio a la civilización moderna, debe hacerse no como un acto de caridad sino de justicia. Lázaro Cárdenas”.

La vida del DAPP llegó hasta diciembre de 1939, momento en que se decretó su desaparición, finalmente cumplida el 1 de enero siguiente. Felipe Gregorio Castillo, la mente detrás de varios de sus documentales, ejerció hacia 1942 como jefe del Departamento de Censura de la Secretaría de Gobernación; y ya solo revisaría las producidas por particulares. A pesar de esta corta vida, la dependencia marcó un hito en la historia de la filmografía política nacional, pero también develó el sentir del partido en el gobierno para con su sociedad, en el marco de las tendencias propagandísticas nacionalistas del mundo.


[1] Lázaro Cárdenas, “Declaración de motivos y decreto por el cual se crea el Departamento Autónomo de Prensa y Publicidad”, 25/dic/1936. En: Álvaro Vázquez Mantecón, “Cine y propaganda durante el cardenismo”, México, UAM, oct/2012.

Marco Antonio Villa Juárez

Maestro en Historia. Editor, investigador y articulista de la revista Relatos e Historias en México.

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